"Los servicios de espionaje están invadiendo la privacidad de los internautas"
El Semanal del 30 de junio de 2002, en sus páginas 54 a 56,
publica una entrevista a Manuel Castells, catedrático de la
Universidad de Berkeley (California - EE.UU.), miembro del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas y profesor de la
Universitat Oberta de Catalunya.
Manuel Castells está considerado como el primer gran filósofo
del ciberespacio y uno de los investigadores científicos de la red
más prestigiosos del mundo. Para él, la sociedad-red es “un
circuito de ordenadores conectados en todo el planeta por
líneas telefónicas que permiten que cualquiera se comunique
con cualquiera mediante una llamada de teléfono local y enviar
cartas, imágenes, sonidos, documentos, en cuestión de
segundos o minutos”. Según Castells, a partir de la red se
puede conseguir más del 90% de la información que existe en
todo el mundo y comunicarse de forma instantánea con más de
500 millones de personas. Y del mismo modo, el hombre-red
es una persona relacionada con los demás y con lo que pasa
en el mundo, de forma constante en lugares y tiempos por ella
escogidos.
El hecho de que el 85% del uso de Internet se dedique al correo
electrónico significa para Manuel Castells más comunicación
entre las personas, porque Internet “no reemplaza otro tipo de
comunicación, sino que se añade a ella y a veces la estimula”.
Las personas mayores son sensibles a Internet cuando lo
pueden utilizar para mantener contacto directo con sus
familiares, leer el periódico de su pueblo… La población
excluida de la Red pierde la oportunidad de comunicarse y de
informarse con el medio más potente y flexible de la historia “y
por consiguiente son necesarias políticas públicas de difusión y
estímulo del acceso por parte de todo el mundo. Pero sin
forzar”.
Castells afirma que Internet no tiene nada que ver con el vídeo
ni con la televisión, sino con la correspondencia escrita y con
las grandes bibliotecas. Para él, la tarifa plana “es un elemento
esencial de la igualdad de oportunidades”.
Surge ahora la pregunta ¿quiénes son los líderes de esta
nueva sociedad-red? Para Castells no son los políticos, sino
los innovadores tecnológicos, científicos, culturales,
empresariales y sociales. Pero también lo son los dirigentes de
grandes empresas, periodistas, líderes morales de los
movimientos sociales, y, entre ellos, los líderes del movimiento
antiglobalización.
Manuel Castells también opinó sobre el choque de
civilizaciones, “una patraña ideológica con connotaciones
racistas. El fundamentalismo islámico no es tradicionalismo,
sino una moderna afirmación de identidad contra la dominación
cultural de occidente. Hay países islámicos que utilizan a fondo
las posibilidades de Internet”. Según el sociólogo de la red el
fundamentalismo trata de usar Internet “como instrumento de
agitación y propaganda, al tiempo que censura y cierra su
utilización como expresión libre en las sociedades que controla,
como en al Afganistán talibán”.
El empleo fue otro de los temas abordados en la entrevista de
El Semanal. Castells no negó la afirmación de que Internet crea
empleo, pero el teletrabajo es un mito: “es el trabajador móvil
más que el teletrabajo lo que se difunde en la sociedad”. En
este sentido advierte que el empleado del siglo XXI no tiene
ninguna privacidad, “lo que pasa es que la mayoría de la gente
no lo sabe”. La única manera de protegernos es “con la
encriptación de doble llave. Por eso los gobiernos dificultan su
difusión entre los ciudadanos”. El terrorismo informático es,
para Castells, una realidad. Los terroristas informáticos
“podrían desorganizar sistemas clave de nuestras sociedades,
lo que ocurre es lo contrario, que los servicios de espionaje de
los estados, con el pretexto del terrorismo, están invadiendo la
privacidad de miles de internautas, con o sin razón”.
Para terminar, Manuel Castells afirma que estamos ante “uno
de los cambios más profundos en la historia de la humanidad:
pienso, luego produzco. Es la Revolución Informacional.
publica una entrevista a Manuel Castells, catedrático de la
Universidad de Berkeley (California - EE.UU.), miembro del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas y profesor de la
Universitat Oberta de Catalunya.
Manuel Castells está considerado como el primer gran filósofo
del ciberespacio y uno de los investigadores científicos de la red
más prestigiosos del mundo. Para él, la sociedad-red es “un
circuito de ordenadores conectados en todo el planeta por
líneas telefónicas que permiten que cualquiera se comunique
con cualquiera mediante una llamada de teléfono local y enviar
cartas, imágenes, sonidos, documentos, en cuestión de
segundos o minutos”. Según Castells, a partir de la red se
puede conseguir más del 90% de la información que existe en
todo el mundo y comunicarse de forma instantánea con más de
500 millones de personas. Y del mismo modo, el hombre-red
es una persona relacionada con los demás y con lo que pasa
en el mundo, de forma constante en lugares y tiempos por ella
escogidos.
El hecho de que el 85% del uso de Internet se dedique al correo
electrónico significa para Manuel Castells más comunicación
entre las personas, porque Internet “no reemplaza otro tipo de
comunicación, sino que se añade a ella y a veces la estimula”.
Las personas mayores son sensibles a Internet cuando lo
pueden utilizar para mantener contacto directo con sus
familiares, leer el periódico de su pueblo… La población
excluida de la Red pierde la oportunidad de comunicarse y de
informarse con el medio más potente y flexible de la historia “y
por consiguiente son necesarias políticas públicas de difusión y
estímulo del acceso por parte de todo el mundo. Pero sin
forzar”.
Castells afirma que Internet no tiene nada que ver con el vídeo
ni con la televisión, sino con la correspondencia escrita y con
las grandes bibliotecas. Para él, la tarifa plana “es un elemento
esencial de la igualdad de oportunidades”.
Surge ahora la pregunta ¿quiénes son los líderes de esta
nueva sociedad-red? Para Castells no son los políticos, sino
los innovadores tecnológicos, científicos, culturales,
empresariales y sociales. Pero también lo son los dirigentes de
grandes empresas, periodistas, líderes morales de los
movimientos sociales, y, entre ellos, los líderes del movimiento
antiglobalización.
Manuel Castells también opinó sobre el choque de
civilizaciones, “una patraña ideológica con connotaciones
racistas. El fundamentalismo islámico no es tradicionalismo,
sino una moderna afirmación de identidad contra la dominación
cultural de occidente. Hay países islámicos que utilizan a fondo
las posibilidades de Internet”. Según el sociólogo de la red el
fundamentalismo trata de usar Internet “como instrumento de
agitación y propaganda, al tiempo que censura y cierra su
utilización como expresión libre en las sociedades que controla,
como en al Afganistán talibán”.
El empleo fue otro de los temas abordados en la entrevista de
El Semanal. Castells no negó la afirmación de que Internet crea
empleo, pero el teletrabajo es un mito: “es el trabajador móvil
más que el teletrabajo lo que se difunde en la sociedad”. En
este sentido advierte que el empleado del siglo XXI no tiene
ninguna privacidad, “lo que pasa es que la mayoría de la gente
no lo sabe”. La única manera de protegernos es “con la
encriptación de doble llave. Por eso los gobiernos dificultan su
difusión entre los ciudadanos”. El terrorismo informático es,
para Castells, una realidad. Los terroristas informáticos
“podrían desorganizar sistemas clave de nuestras sociedades,
lo que ocurre es lo contrario, que los servicios de espionaje de
los estados, con el pretexto del terrorismo, están invadiendo la
privacidad de miles de internautas, con o sin razón”.
Para terminar, Manuel Castells afirma que estamos ante “uno
de los cambios más profundos en la historia de la humanidad:
pienso, luego produzco. Es la Revolución Informacional.
A. Carreira