El CSIC pone en marcha el supercomputador Finis Terrae
El presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rafael Rodrigo Montero, inaugura en Santiago de Compostela, junto al conselleiro de Innovación e Industria de la
Xunta de Galicia, Fernando Blanco, Finis Terrae, uno de los
supercomputadores de mayor memoria compartida de Europa. El sistema, ubicado en el Centro de Supercomputación de Galicia (institución mixta del CSIC y la Xunta de Galicia), cuenta con un sistema de almacenamiento jerárquico de 390.000 Gigabytes de disco duro y un millón de Gigabytes en librería robotizada de cintas.
Al acto asiste también el secretario de Estado de Investigación, Carlos Martínez, el secretario general de Política Científica y Tecnológica, José Manuel Fernández de Labastida, y representantes de Hewlett-Packard e Intel, entre otros.
Para llevar a cabo el proyecto el CSIC ha realizado una inversión de casi 7 millones de euros. Durante los próximos tres años el presupuesto aumentará hasta los 9 millones.
El objetivo de estas instalaciones es prestar servicios de cálculo intensivo y comunicaciones a los investigadores del CSIC y a la comunidad científica en general. En concreto, entre las funciones del centro se encuentra proporcionar servicios comunes de apoyo a la investigación, desarrollo e innovación en el ámbito de las tecnologías de la información y de las comunicaciones,
fomentar y promocionar la cooperación entre empresas e instituciones y gestionar la Rede de Ciencia e Tecnoloxía de Galicia.
Finis Terrae ejecutará trabajos de cálculo de altas prestaciones especialmente en áreas de nanotecnología, ciencias de la vida, ciencias del mar, nuevas energías y supercomputación.
EL SUPERORDENADOR
Finis Terrae cuenta con un sistema de almacenamiento jerárquico de 390.000 Gigabytes de disco duro, una arquitectura de memoria compartida de casi 20.000 Gigabytes y 2,2 millones de Gigabytes en librería robotizada de cintas.
El supercomputador, que emplea códigos basados en software libre, como Linux, Lustre y Globos, ocupa una superficie de 140 metros cuadrados y tiene un peso de 33,5 toneladas.
Asimismo, el complejo dispone de una red de interconexión de alto
rendimiento con fibra óptica de última generación. El entramado es capaz de enviar en un segundo 20 Gigabytes a 100 metros de distancia, lo que equivale a transmitir el contenido de 1800 DVD’s en una hora. Estas fibras, que miden los 85 kilómetros que separan al centro de supercomputación de la ciudad de Finisterre, están compuestas por un material muy moldeable y de bajo peso
que facilita el paso de aire de refrigeración, con lo que reduce el consumo energético.
Los primeros proyectos
Durante el periodo de prueba del supercomputador, diversos grupos de investigación españoles han realizado experimentos computacionales de alta complejidad con resultados positivos. En esta fase de preproducción se ha resuelto un problema con 35 millones de incógnitas. Con el objetivo de detectar interferencias entre antenas, medir la radiación en su superficie y estudiar el comportamiento de los radares, los investigadores desarrollaron sistemas para comprobar la compatibilidad electromagnética en grandes superficies como barcos y aviones.
Uno de los proyectos que se puso en marcha en la fase de pruebas intenta resolver el cuarto problema físico más importante según el American Institute of Physics, denominado transición de fase, y que está relacionado con las propiedades magnéticas de compuestos tras manipulación humana. La resolución de ese problema podría tener aplicaciones en la optimización de la
tecnología de baterías, memorias compactas y sensores magnéticos, radares.
Xunta de Galicia, Fernando Blanco, Finis Terrae, uno de los
supercomputadores de mayor memoria compartida de Europa. El sistema, ubicado en el Centro de Supercomputación de Galicia (institución mixta del CSIC y la Xunta de Galicia), cuenta con un sistema de almacenamiento jerárquico de 390.000 Gigabytes de disco duro y un millón de Gigabytes en librería robotizada de cintas.
Al acto asiste también el secretario de Estado de Investigación, Carlos Martínez, el secretario general de Política Científica y Tecnológica, José Manuel Fernández de Labastida, y representantes de Hewlett-Packard e Intel, entre otros.
Para llevar a cabo el proyecto el CSIC ha realizado una inversión de casi 7 millones de euros. Durante los próximos tres años el presupuesto aumentará hasta los 9 millones.
El objetivo de estas instalaciones es prestar servicios de cálculo intensivo y comunicaciones a los investigadores del CSIC y a la comunidad científica en general. En concreto, entre las funciones del centro se encuentra proporcionar servicios comunes de apoyo a la investigación, desarrollo e innovación en el ámbito de las tecnologías de la información y de las comunicaciones,
fomentar y promocionar la cooperación entre empresas e instituciones y gestionar la Rede de Ciencia e Tecnoloxía de Galicia.
Finis Terrae ejecutará trabajos de cálculo de altas prestaciones especialmente en áreas de nanotecnología, ciencias de la vida, ciencias del mar, nuevas energías y supercomputación.
EL SUPERORDENADOR
Finis Terrae cuenta con un sistema de almacenamiento jerárquico de 390.000 Gigabytes de disco duro, una arquitectura de memoria compartida de casi 20.000 Gigabytes y 2,2 millones de Gigabytes en librería robotizada de cintas.
El supercomputador, que emplea códigos basados en software libre, como Linux, Lustre y Globos, ocupa una superficie de 140 metros cuadrados y tiene un peso de 33,5 toneladas.
Asimismo, el complejo dispone de una red de interconexión de alto
rendimiento con fibra óptica de última generación. El entramado es capaz de enviar en un segundo 20 Gigabytes a 100 metros de distancia, lo que equivale a transmitir el contenido de 1800 DVD’s en una hora. Estas fibras, que miden los 85 kilómetros que separan al centro de supercomputación de la ciudad de Finisterre, están compuestas por un material muy moldeable y de bajo peso
que facilita el paso de aire de refrigeración, con lo que reduce el consumo energético.
Los primeros proyectos
Durante el periodo de prueba del supercomputador, diversos grupos de investigación españoles han realizado experimentos computacionales de alta complejidad con resultados positivos. En esta fase de preproducción se ha resuelto un problema con 35 millones de incógnitas. Con el objetivo de detectar interferencias entre antenas, medir la radiación en su superficie y estudiar el comportamiento de los radares, los investigadores desarrollaron sistemas para comprobar la compatibilidad electromagnética en grandes superficies como barcos y aviones.
Uno de los proyectos que se puso en marcha en la fase de pruebas intenta resolver el cuarto problema físico más importante según el American Institute of Physics, denominado transición de fase, y que está relacionado con las propiedades magnéticas de compuestos tras manipulación humana. La resolución de ese problema podría tener aplicaciones en la optimización de la
tecnología de baterías, memorias compactas y sensores magnéticos, radares.
Gabinete de Comunicación del CSIC